El ultimo mono

Actualizo por fin de nuevo después de una semana de sequía blogística (¿se dirà esto así?) Los visitantes más asíduos debías estar ya hartos de los dinosaurios. Bueno, pues aquí estamos de nuevo. Llevos unos días de mucho curro y ajetreo, y las máquinas no funcionan lo correctamente que deberían. O sea que todo se confabula para impedir la actualización del blog. Y cualquier otra excusa también es buena.
¡Qué cosas tan curiosas tiene la vida! Os contaré que la semana pasada recibí un curioso mensaje. No se si lo sabéis pero en La edición digital de La Vanguardia publico por lo menos semanalmente una viñeta en una sección que titulé "El último mono", nombre que me hacía gracia pues mezclando el sentido real y el figurado de las dos palabras me sugirió varias interpretaciones. Bueno. Fué el nombre que me gustó más de una pequeña lista que había perpetrado con posibles títulos que se me habían ido ocurriendo. Ah, el curioso mensaje... Pues eso, recibí un mensaje de Amado Gómez (no le conocía de nada) que me contaba que había escrito una novela titulada precisamente El último mono, y que me mandaba un ejemplar. Curioso, ¿no? Yo tengo un problema -no se si es el momento de contarlo ahora y aquí- y el problema es que los libros me encantan, me apasionan, me vuelven loco. Son como un vicio. Y claro, si me regalan uno, pues doy volteretas de alegría. Útimamente, por ejemplo, otro estupendo amigo dibujante y mejor persona, Oscar Sarramía, me había regalado la novela Els Nikolaidis, o también Fer, Álvaro Núñez o Quim Auladell me han obsequiado con un libro. Que bonito ¿no? Y si alguien quiere regalarme uno, de verdad, que no se corte. Bueno.
Acabo de terminar la novela El último mono, que me he leído de un tirón. Me ha entusiasmado, no solo por la alambicada historia, con sus delirantes (pero bien reales) personajes, también por el profundo sentido del humor que subyace bajo cada frase y cad situación. El texto está plagado de sentencias contundentes, lúcidas cargas de profundidad contra el sistema y la realidad. Y uno se acaba identificando con Santos (el protagonista, que aunque es un salido, y seguramente responsable él solo de la mitad, mas o menos, del calentamiento global del planeta) és de lo más humano. Se trata sin duda de una delicia, una sátira corrosiva donde reciben estopa, sin perdón, desde los políticos a los poetas (aún no se, según el libro, quienes son más perniciosos para la humanidad).
Pues eso, por compañerismo entre primates, pues os lo cuento. Al que le guste leer, ya sabe, y al que no, pues seguro que ya no habrá llegado hasta aquí.
Lo recomiendo fervorosamente a quien quiera pasar un buen rato y desee pegarse un chute de cinismo directo a la vena.
Sólo tiene un problema: me han entrado ganas de leer más cosas de este peligroso personaje llamado Amado Gómez Ugarte...

Comentaris

jobi ha dit…
Los libros es un vicio caro. Pagas para comprarlos y para conservarlos. Gracias a Ikea por las estanterías baratitas que permite ahorrar (para comprarse más libros). Pero lo puedo dejar cuando quiera, ¿eh? De verdá, que mestoy quitando...

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